La liposucción es la técnica que permite corregir zonas concretas del cuerpo donde se almacena mayor cantidad de grasa, y que persiste a pesar de regímenes dietéticos o tratamientos farmacológicos de adelgazamiento. Las zonas más comunes a tratar en la liposucción son el abdomen, los muslos, las caderas, los brazos, la cara, los tobillos o las rodillas. La liposucción puede hacerse con anestesia general o local con sedación, dependiendo de la zona a tratar y del paciente que se someta a la intervención.
Los resultados son duraderos, siempre y cuando se practique ejercicio físico y el paciente siga una dieta sana y saludable. Pasados 30-35 días, se pueden apreciar los primeros resultados. A pesar de la sencillez de la intervención, pueden aparecer efectos secundarios. De hecho, hay riesgo de infección y sangrado, así como de seromas y problemas de cicatrización, complicaciones todas ellas similares a las de cualquier proceso quirúrgico. Asimismo, puede existir riesgo de pérdida de sensibilidad cutánea. Algunos pacientes se quejan de no haber conseguido un resultado homogéneo y simétrico tras la operación, y de que su piel muestre irregularidades. Los casos más raros incluyen síndrome de embolismo graso en los pulmones y pérdida de piel, pero son riesgos muy excepcionales.
El médico realiza unas pequeñas incisiones que no llegan al medio centímetro, incisiones por las que introduce unas pequeñas cánulas a través de las cuales aspira la grasa localizada en aquellas zonas previamente acordadas por el paciente y el cirujano. Una vez terminada la intervención, el médico cierra con puntos de sutura las incisiones, que, dado su escaso tamaño, apenas son visibles. En algunos centros esa grasa se puede aprovechar para incrementar el volumen de pecho o glúteos por medio de un procedimiento conocido como lipotransferencia.
Durante los dos días siguientes a la operación es normal sentir dolores leves y molestias similares a las de las agujetas. Por ello, es recomendable que el paciente esté en reposo. Pasado tres días, puede retomar algunas actividades de manera gradual. Podrá ducharse, siempre prestando atención a las cicatrices. El cirujano aconsejará el uso de una faja posquirúrgica durante un mes. Se debe evitar la exposición al sol, así como hábitos poco saludables, como fumar o beber alcohol.
No se recomienda la liposucción en aquellos casos en los que el paciente tenga problemas cardiovasculares o circulatorios. Tampoco se aconseja si el paciente ha sufrido algún tipo de operación quirúrgica en el área a intervenir. No se realiza en menores de edad ni en mujeres embarazadas o que estén amantando.